Te ayudamos a elegir la mejor puerta de entrada para tu casa

Cada año se producen más de 100.000 robos en domicilios, una preocupación que se acentúa en vacaciones, el periodo que los ladrones suelen aprovechar para hacer su particular agosto. Aunque extrememos las precauciones, muchas veces todo depende de lo fácil que se lo pongamos a los cacos: para ello elegir una puerta de entrada lo más segura posible es fundamental.

Más que robar porque piensa en un suculento botín, el ladrón roba porque lo ve fácil. Por ello debemos optar por una solución que ayude a reforzar nuestra seguridad y que a la vez sea la perfecta carta de presentación de nuestro hogar. Te ayudamos con estos consejos:

Elegir puerta de entrada: la situación

Lo primero, evidentemente, es elegir nuestra puerta en función de dónde esté situada. No es lo mismo, claro, que esté a la altura de la calle, junto a una ventana en la planta baja; que resguardada en el interior de un bloque de edificios.

En el caso de exteriores, priorizaremos el nivel de seguridad y buscaremos alguna opción lo más maciza e impenetrable posible. Además, en estos casos en que la entrada a nuestra casa está más expuesta a las inclemencias de la climatología buscaremos un tipo de puerta que resista a los efectos del ambiente. Para evitar su desgaste, por tanto, tendremos siempre en cuenta los materiales.

Elegir puerta de entrada: los materiales

Según nuestras necesidades, para nuestra puerta podremos elegir entre distintos materiales:

– Madera, si buscamos un toque clásico pero versátil que combine con la decoración de nuestro interior. Además, es resistente a la intemperie y a condiciones como el sol, la humedad o la corrosión.

– Fibra de vidrio, que aporta un toque más moderno mientras juega con otras texturas, con los colores y reflejos. De esta manera, nos ayudará a dar a nuestro hogar una sensación de ligereza y brillo.

– Gres cerámico, ecológico y resistente a las inclemencias de la climatología.

– Acero y otros metales, para una mayor seguridad.

Elegir puerta de entrada: la seguridad

Además de fijarnos en el aspecto disuasorio que produce –junto con otros elementos de la vivienda, como rejas y ventanas– nos detendremos en una certificación homologada que detalla el grado de seguridad y estabilidad. Esta clasificación varía según la facilidad que tendría un ladrón para franquearla. De acuerdo a este modelo, las puertas se clasifican de la clase 1 a la 6, siendo la primera la que menos resistencia opondría. Las de clase 4, o incluso las de clase 3, ya ofrecen un nivel óptimo para casi cualquier hogar.

No obstante, para mayor seguridad, se recomienda recurrir a materiales cuanto más sólidos y macizos, mejor. Un ejemplo de ello son las puertas blindadas de firmas como Oikos.

Elegir puerta de entrada: el aislamiento y la cerradura

No queremos que a través de nuestra puerta se cuelen ruidos molestos del exterior o se presenten fugas de temperatura. Por eso, los fabricantes, para clasificar cada puerta emplean, de nuevo, una escala, el valor U. Esta mide las diferencias de temperatura que se producen entre interior y exterior. Cuanto más cercano a 0, mejor aísla del exterior. De nuevo en el mercado nos encontramos con opciones como Oikos, cuyos modelos disponibles abarcan una gama de puertas perfectamente aislantes que van desde el 1 al 1,8 en este valor.

Elegir puerta de entrada: la apariencia y la innovación

Para nuestra entrada, entre todos los colores disponibles determinaremos un efecto u otro: sobre todo si se trata de un exterior, tonos blancos o neutros, o ciertos elementos metálicos, ayudan a reflejar la luz y dar una sensación de amplitud.

Por otro lado, puede ser espacio para la innovación con detalles originales que buscan la comodidad y, también, la perfección. Así, puede ser el lugar de soluciones sorprendentes como las puertas correderas o las puertas con sistema de apertura pivotante, que no recurre a las bisagras tradicionales fijadas al marco. En cambio, emplea dos pernos ocultos que permiten a la puerta girar sobre sí mismas. Con este mecanismo ganamos espacio y escondemos la puerta tras los elementos decorativos del hogar, creando un entorno homogéneo e integrado en el conjunto.