Una bodega con madera Itlas para mantener su relación con la naturaleza

El proyecto de remodelación de la Cantina Pizzolato de Villorba (Treviso), creado por Made Associati en colaboración con Itlas, es un ejemplo de una arquitectura que utiliza materiales locales y orgánicos.

La Cantina Pizzolato, productores de vinos ecológicos y veganos ubicados en la localidad de Villorba (Treviso, Italia) ha renovado sus oficinas y talleres de producción confiando el proyecto en el estudio local Made Associati. Con el objetivo de reflejar, a través de la arquitectura, la huella biológica que distingue a la compañía desde hace 35 años, Michela De Poli y Adriano Marangon (Made Asociados) han diseñado una ‘arquitectura del vino de kilómetro cero’ utilizando solo recursos locales.

Fachadas, suelos interiores, superficies exteriores y los muebles fueron fabricadas exclusivamente con madera de haya, del bosque Cansiglio (la frontera entre Veneto y Friuli) y con productos de la hacienda de Itlas, ubicada en Cordignano Treviso, que está a 25 kilómetros.

El proyecto tuvo en Itlas a un socio fundamental que le proporcionó no sólo material, sino también su experiencia, la artesanía y la capacidad de desarrollar soluciones específicas para este tipo de diseño. La tarea se inició con la elección de suelos de madera para el interior y luego se pasó a revestimientos, cubiertas externas y artículos de decoración complementarias. Todo está hecho en madera de haya certificado PEFC del bosque Cansiglio.

Una materia prima que da fe de la atención de la bodega hacia los productos naturales y de calidad. El bosque está certificado de acuerdo con los principios de la gestión sostenible y la protección del ecosistema (Programa de certificación PEFC para su aprobación de la certificación forestal). Cortado en octubre de 2015, la madera se dejó natural para utilizar en pavimentos y mobiliario (1.500 metros cuadrados) y ha sufrido un proceso de tratamiento para su uso externo en forma de parasol vertical (1.000 metros cuadrados) que compone la piel que envuelve al edificio y armonizar así el impacto del edificio en el paisaje.

La Cantina Pizzolato se presenta así con una nueva mirada que la fábrica existente se complementa con un nuevo edificio que crea un volumen con una imagen compacta y homogénea, además de mejorar la funcionalidad interior. La nueva estructura, larga y estrecha, alberga un espacio de venta para vinos, un espacio de degustación y oficinas . Ha sido diseñado con gran atención a la relación con el exterior y con el paisaje circundante. Las grandes ventanas dan a los viñedos de los alrededores con la intención de conectar el el entorno cultivado con la empresa.

Del mismo modo, una gran plataforma de madera marca la entrada del público a la bodega a lo largo de la fachada principal. Sirve además para crear un nuevo espacio externo para eventos al aire libre y degustaciones. Los interiores se caracterizan por una atmósfera minimalista dictada por un mobiliario sencillo y tonos claros de la madera; un fuerte cromatismo se transmite con el revestimiento de madera exterior, el parasol.